sábado, 27 de abril de 2013

Caos en barrio tablada


Caos en barrio Tablada


Hinchas charrúas trepados al alambrado, uno de ellos ingresaría al campo de juego. Foto: Martin Esrequis


Central Córdoba iba perdiendo 0-1 frente a Los Andes cuando el árbitro Yamil Possi decidió suspender el encuentro a los 30 del ST porque un “hincha” charrúa ingresó al campo de juego para agredir a Facundo Fabello. Si el Tribunal da por terminado el partido los rosarinos estarían descendiendo a la Primera C.

Por Martín Esrequis

En un partido decisivo el “milrayitas” visitaba Rosario para asegurarse su permanencia en la Primera B metropolitana, mientras que Central Córdoba iba en busca del milagro ya que debía sumar todos los puntos hasta el final del campeonato para salvarse del descenso.


El resultado del partido es anecdótico si lo contextualizamos con el clima violento que se vivió en la nublada tarde rosarina. En lo que respecta a lo deportivo, lo único que se puede rescatar fue la expulsión de Alejandro Fiorina a los 46 minutos del primer tiempo por una patada innecesaria de atrás a Mariano Caporale y ya en complemento, con un Central Córdoba jugando en inferioridad numérica y tirado completamente en ataque, el ingresado Lucio Cereseto de cabeza facturó una contra para poner el 1 a 0 de la visita.

Los sucesos de violencia comenzaron a los 15 minutos de la segunda parte cuando algunos “simpatizantes” de Central Córdoba irrumpieron el encuentro al treparse sobre el alambrado, los cuales rápidamente fueron controlados por la policía. Más tarde, tras el gol de Cereseto los mismos hinchas volvieron a subirse y esta vez lograron romper parte del enrejado. Curiosamente estos personajes denominados “Barras Bravas” que dicen alentar al conjunto de barrio Tablada, se ubican detrás de un juez de línea y por encima del túnel que une los vestuarios con la cancha, ocasionando disturbios una vez que la terna arbitral y la visita abandonan el césped.

Lo más insólito fue cuando un supuesto “hincha” charrúa ingresó al campo de juego para increpar al volante central Facundo Fabello, y fueron sus propios compañeros  quienes lo tuvieron que detener. A partir de este hecho el árbitro Possi decide suspender el partido.

El accionar de los efectivos policiales dejó mucho que desear. Más allá que controlaron los primeros incidentes, no previeron el desenlace y quedó poco claro la libertad que le dieron a la persona causante de la suspensión del partido para que regrese sin mayores inconvenientes a la tribuna.

Hay que destacar que los jugadores locales se retiraron aplaudidos por la gente que de verdad quieren y sienten la camiseta más allá de la crisis deportiva, institucional y son incondicionales a la historia del club.

Central Córdoba deberá tranquilizarse de aquí en adelante y reorganizarse en todos los aspectos para que en caso, de lo que es casi un hecho, su descenso a la Primera C, volver lo antes posible a la B metropolitana.

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